Psalms 79

Restauración de la viña del Señor

1
1. Acerca del epígrafe léase la nota al Salmo 44, 1. Sobre el contenido véase el Salmo 78, 1 y nota. Este Salmo, como el anterior, es una apremiante oración “que pide a Dios socorro para la atribulada nación israelita en figura de una viña que plantó el mismo Dios (cf. Isaías 5, 1-7; Jeremías 2, 21)” (Vaccari). Arrancada del suelo de Egipto y trasladada al país de promisión, la abandonó el Viñador divino y la vendimian los transeúntes (Salmo 88, 42 ss.). Cf. Génesis 49, 22; Isaías 3, 14; 5, 5; Jeremías 12, 10 s. Muchos suponen que se trata aquí en particular de las diez tribus del norte, cautivas en Asiria (cf. v. 2 y nota), pues el epígrafe en los LXX dice: Sobre los asirios. Es el caso del Salmo 75, 1. Véase allí la nota.
Para el maestro de coro. Por el tono de (como) azucenas (las palabras) de la Ley, Salmo de Asaf.
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2 s. Pastor de Israel: Véase Génesis 48, 15; 49, 24. Cf. Salmos 21, 1; 73, 1; 77, 52. El nombre de Benjamín (tribu del reino de Judá) sorprende aquí entre los de Efraím y Manasés, hijos de José, cuyas tribus hacen pensar en el reino del Norte. Es posible que se trate de un agregado, tanto más cuanto que afecta al ritmo del verso. Mas no podría asegurarse, pues la restauración pedida en el Salmo (cf. versículo 4) comporta siempre, según los profetas, la reunión de las doce tribus. Cf. Isaías 11, 11-13; Jeremías 30, 3; Ezequiel 37, 15 ss. Véase Salmos 67, 26; 84, 2 y notas. El texto del versículo 3 es usado muchas veces en la Liturgia de Adviento para apresurar la venida del Señor. Cf. II Pedro 3, 12; I Corintios 16, 22; Apocalipsis 22, 17 y 20; Catecismo Romano I 8, 1 in fine.
Pastor de Israel, escucha:
Tú, que como un rebaño guías a José;
Tú, que te sientas sobre querubines,
3muéstrate a los ojos de Efraím,
de Benjamín y de Manasés.
Despierta tu potencia, y ven a salvarnos.
4
4. Estribillo repetido varias veces (véase los versículos 8 y 20). “Por Rostro se entiende muy a propósito a Jesucristo, porque es la cara de Dios, esto es, imagen o figura especial del Eterno Padre” (Scío). Véase versículo 17; Juan 14, 9; Hebreos 1, 3; Sabiduría 7, 26. Cf. Isaías 59, 20 citado en Romanos 11, 26.
¡Oh Dios de los ejércitos, restáuranos!
Haz resplandecer tu Rostro,
y seremos salvos.
5
5. Contra la oración de tu pueblo: Así literalmente. Algunos proponen leer contra el resto de tu pueblo. Cf. Salmos 73, 1; 78, 5.
¡Oh Yahvé, Dios de los ejércitos!,
¿hasta cuándo seguirás airado
contra la oración de tu pueblo?
6Lo has alimentado con pan de llanto;
le has dado a beber lágrimas en abundancia.
7Nos has hecho objeto de contienda
entre nuestros vecinos;
y nuestros enemigos se burlan de nosotros.
8¡Oh Dios de los ejércitos, restáuranos!
Haz resplandecer tu Rostro,
y seremos salvos.
9
9. Tu viña: Cf. versículo 1 y nota. Arrojaste a los gentiles: Los pueblos cananeos. Cf. Salmos 43, 3; 77, 54 y nota.
De Egipto trasladaste tu viña,
arrojaste a los gentiles, y la plantaste;
10preparaste el suelo para ella,
y echó raíces y llenó la tierra.
11Los montes se cubrieron con su sombra,
y con sus ramas los cedros altísimos.
12
12. Indica la extensión del reino que abarca los países desde el mar (Mediterráneo) hasta el río (Éufrates). Véase Deuteronomio 11, 24; cf. Ezequiel 47, 13 ss.
Hasta el mar extendió sus sarmientos
y hasta el gran río sus vástagos.
13¿Cómo es que derribaste sus vallados
para que la vendimien
cuantos pasan por el camino;
14
14. Jabalí: Uno de los enemigos más feroces de las viñas. Quizá es Asiria o Babilonia, que suelen tener en los profetas un sentido figurado (Isaías 5, 25; capítulos 12-14; I Pedro 5, 13. Cf. Jeremías 51, 8 e Isaías 21, 9 con Apocalipsis 14, 8 y 18, 2; Jeremías 51, 6 y 45 con Apocalipsis 18, 4; Jeremías 50, 29 con Apocalipsis 18, 6; Isaías 47, 8 con Apocalipsis 18, 7, etc.). Las bestias del campo simbolizarían, según Fillion, “los enemigos de Israel, sean próximos (como Edom, los árabes devastadores, etc.), sean lejanos como Asur” (cf. Ezequiel 25, 4 y nota). Otros, continuando la interpretación restringida al Norte, ven aquí a los pobladores trasplantados a Samaria en IV Reyes 17, 24 ss. El griego y la Vulgata vierten: “la fiera singular”, lo que haría pensar en Daniel 7, 7 s. Cf. Salmo 67, 31 y nota.
la devaste el jabalí salvaje
y las bestias del campo la devoren?
15Retorna, oh Dios de los ejércitos,
inclínate desde el cielo, y mira, y visita esta viña,
16
16 s. Texto inseguro. Algunos suponen que 16 b fue transportado por error del versículo 18 (véase allí la nota). Retoño o renuevo, lo mismo que pimpollo, es nombre del Mesías (Isaías 11, 1 y también 4, 2; 53, 2; Jeremías 23, 5; 33, 15; Zacarías 3, 8; 6, 12; cf. Mateo 2, 23), descendiente de Judá, lo cual, unido a lo que exponemos en las notas 1 y 18, dificultaría más la opinión de que este Salmo solo aludiese a las diez tribus. Sobre tu Rostro (versículo 17), cf. versículo 4 y nota. Igual amenaza está anunciada al Anticristo (Isaías 11, 4; II Tesalonicenses 2, 8; Apocalipsis 19, 21). Cf. versículo 14 b y nota.
la cepa que tu diestra plantó,
y el retoño que para ti conformaste.
17Perezcan ante la amenaza de tu Rostro
quienes la quemaron y la cortaron.
18
18. El Hijo del hombre yVarón de tu diestra, lo mismo que retoño (cf. versículo 16 y nota), es el Mesías, como dice la Paráfrasis Caldaica y observan los santos Padres. Véase versículo 4 y nota; Daniel 7, 13; Mateo 24, 30; Apocalipsis 5, 5-7; Salmos 88, 21 ss.; 109, 1 ss.; Hechos 2, 34; 7, 55 s., etc. Joüon hace notar que esta designación que Cristo se da en Mateo 26, 64 y Marcos 14, 62 es visiblemente alusiva a Daniel 9, 13. Algunos opinan que el “varón de tu diestra” es Israel, y citan Deuteronomio 33, 12; pero, allí no hay tal nombre sino el de Benjamín, y este tampoco significa eso, sino hijo de la diestra (Génesis 35, 18). En cuanto a Israel solo es llamado “hijo” aludiendo a Efraím (Oseas 11, 1- 3) e “hijo primogénito” con relación a toda la nación (Éxodo 4, 22), mas no “hijo del hombre”, título que, tomado por antonomasia, se entiende siempre del Verbo encarnado, lo mismo que el de “Varón de tu diestra” (Salmo 109, 1 y 5).
Pósese tu mano sobre el Varón
que está a tu diestra;
sobre el Hijo del hombre
que para Ti fortaleciste.
19Entonces no volveremos a apartarnos de Ti;
Tú nos vivificarás,
y nosotros proclamaremos tu Nombre.
20
20. Vuelve una vez más el estribillo que, con los versículos 2 y 3, forma “como el resumen de este Salmo de espera: ¡Ven, oh Señor Jesús!” (Dom Puniet). La cuestión de la fecha del Salmo está lejos de haberse aclarado, pero no hay ninguna razón seria para pensar en la época macabea y, solo por suposición algunos piensan en 722, año de la deportación de Efraím.
¡Oh Dios de los ejércitos, restáuranos!
Haz resplandecer tu Rostro,
y seremos salvos.
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